13 de septiembre del 2001, dos días después de los avionazos, este pecho latino, agarró sus maletas y arrancó con uno de los capítulos más intensos que ha escrito con su vida.
La familia quedó en la amada Bogotá y mis pies empezaban a recorrer algunas calles en Ciudad de México, las arepas se adelgazaron y empezaron a llamarse tortillas, la papa criolla desapareció de mi gastronomía, los taxis amarillos ya eran escarabajos verdes y no eran manejados por profesionales desempleados.
A las canciones les decian rolas y lo bacano era chido...Pendejo resultó ser un gran insulto y cabrón una palabra bastante afectiva. Los insultos que me sabía no se entendían, lo cual que quita aproximadamente un 87% de la tranquilidad que le da al alma el proferirlo en voz alta. No se, es como machucarse y decir "chispas me machuqué!!!!".
Cambié los buses ejecutivos y las busetas de trompa verde, por vagones naranjas...nunca más volví a ver una fruna 3 X 1, nunca más se me pidieron excusas por inerrumpir mi meditación para ofrecerme un juego de esferos "Mon Balan" y algunos otros extraños remates de aduana. En cambio, mis recorridos diarios en transporte público me empezaron a acompañar tablas matemáticas, piratería de música norteña y mucha...mucha gente leyendo un librito bastante subido de tono, "el libro vaquero" (gracias al desconocido fotógrafo por el bello testimonio gráfico).
El tiempo empezó a pasar y la vida se empezó a llenar de momentos, de esos que siempre se antoja compartir con las personas que se quieren. Espero no sea tarde y este sea un medio para compartirles un poco del John que han dejado de ver, pero que no los ha dejado de querer.
