Monday, May 12, 2008

Panorámica de domingo



Es domingo, el sol salió tempranísimo y golpeando la ventana me invita a salir al balcón. El paisaje nada parecido al que se veía hace apenas unos meses, los árboles ya vestidos de verde, dejaron de parecer ambientación de una película de Tim Burton, los polacos en la calle demuestran que estaban ansiosos por ver el sol (el colombiano en el balcón también). La pieles blancas que ya empiezan a agarrar color son ya parte de la cotidianidad, al parecer los depósitos y los closets encerrarán por un buen tiempo toda la ropa de invierno.
Es impresionante cómo cambia la vida con la llegada de la primavera, los cafés amaron sus terrazas, las calles se llenaron de bicicletas y los más presumidos aprovechan para pasearse en sus carros tipo cabriolet. La ciudad definitivamente luce inmejorable, la parte más bacana del año empieza y los afectos se inquietan ante la próxima llegada de un par de visitas con acento mexicano.
Estoy en mis reflexiones cuando me doy cuenta que lo mejor empieza a pasar en mi balcón, entre las flores que ahora lo habitan, aparece Magdalena, “mi primavera personal” sonriente, radiante y con ese brillo especial que la habita desde que la vida y Dios decidieron que en esta primavera en su vientre también florecería la vida. La barriguita ya se asoma, y el corazoncito que la habita me dejó claro el día anterior, que puede poner a latir mi corazón al ritmo que el lo hace (151 por minuto aprox.) con tan sólo escucharlo. Ya son cuatro meses de ilusión y los exámenes dicen que Magdalena está en una condición inmejorable. Sonrío, suspiro y dejo un rato el sol para entrar a compartir con ustedes esta reflexión de domingo, que definitivamente, para mi, …ya no es un domingo cualquiera.

PD. Magdalena, el alma que ahora cuida y yo, les agradecemos de corazón esos mensajes y pensamientos que nos emocionaron casi tanto como la misma noticia del embarazo.

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