Reencuentro con lo simple

 Ha pasado un año desde mi último post y debo decirles que en este año la vida me ha llenado de cosas hermosas a través de la pequeña Anika, bueno empezando porque , literalmente, me cambió la perspectiva del mundo, ahora lo disfruto mucho desde el suelo.

Anika en su pequeño mundo me está enseñando a descubrir lo que, sin darme cuenta, mi gran mundo había perdido…el valor de lo simple… esta mujercita puede elevar a lo más alto los niveles de mi sensibilidad, con procesos extremadamente simples; es capaz, por ejemplo, de bañar mi mejillas en lágrimas con la simple repetición fonética de la misma sílaba “tata”, puede estremecerme el alma con una caricia, puede dejarme sin palabras con una mirada, puede hacerme estallar a carcajadas con un estornudo, con el simple hecho de dormirse es capaz de hacer que Magdalena y yo nos fundamos en un abrazo y la contemplemos durante un largo tiempo…muy largo.

Anika es simple y hermosa, es ingenuamente sabia, es un camino muy corto a la felicidad, Anika únicamente existiendo redimensionó nuestras vidas, Anika es un suspiro involuntario, es Magdalena, es John…Jacek, es Polonia, Colombia y México; Anika es el pequeño corazón en el que convergen los deseos y las oraciones de todos ustedes. Anika llegó para hacernos, a Magdalena y a mi, los seres más felices del mundo…así de simple.