Thursday, February 13, 2014

REALISMO MÁGICO, MENTALIDAD Y UN COMPROMISO

Kamil Stoch, hace pocos días medallista olímpico en Sochi (Rusia). Después de colgarse el oro, se supo que pocas horas antes de su salto en la final estaba ardiendo en fiebre y no se sabía si se haría presente. Nada, saltó y aterrizó en el podio haciendo sonar el Himno de Polonia en pleno territorio ruso.

Justyna Kowalczyk, fondista cross country esquí. Vi una entrevista en la que se le preguntaba si no sentía presión porque todos esperaban una medalla olímpica de ella y una lesión que tenía se lo iba a poner complicado.  Ella sonrió y respondió “La lesión es parte de mi privacidad, he entrenado con este dolor 3 semanas. Vine por una medalla y voy a luchar por tenerla”. Hoy con una fractura en el pie corrió, según ella misma, los 10 KM más difíciles de su vida. Fue oro y gracias a ella hoy el himno de Polonia, de nuevo fue escuchado por los rusos.

Mientras tanto, recordaba como hace pocos días leía un artículo en el que Carlos Vela, un excelente jugador mexicano, escribía una de las más épicas páginas del realismo mágico que yo recuerde, al decir que no estaba al 100% “emocionalmente” para representar a su país en el mundial de fútbol (caramba, yo lo veo jugar cada semana en la liga española!)

Concluí entonces que la pequeña diferencia entre alguien bueno y un ganador, se llama mentalidad.


Amo a Colombia, amo a México, pero hoy de cierta forma me sentí orgulloso del país que ahora me abraza, del blanco y rojo, del himno, de esa parte de este país que hará parte de la formación de mis hijos. En realidad por ellos, para ellos es que escribo este post... como compromiso, asumiendo mi responsabilidad de ser el puente entre ese “realismo mágico” que es Latino-américa y esa “mentalidad” que es Europa, (aclaro que es mi percepción muy personal). Mi compromiso de enseñarles que en la alegría puede haber disciplina; que se puede saludar de abrazo y beso, pero también se debe respetar el espacio ajeno; alimentar la intuición que dice cuáles reglas se pueden romper y cuáles no se deben; que sacrificarse por una meta no quiere decir que no se pueda andar por el mundo repartiendo sonrisas. Enseñarles que un país no es mejor o peor que otro... que simplemente son diferentes. Es mi responsabilidad y compromiso tratar de darles ese balance entre mis raíces y las de ellos, entre mi jugar en la calle con canicas y su jugar con iPads, entre mi crecer en carnavales y su crecer con reglas. Sé que es un escenario de esos que se antoja más de un ideal que de una realidad, sé que puede verse como una meta paternal inalcanzable, sé que puede ser difícil. Mi papá algún día me dijo “por soñar no cobran”, por eso asumo el compromiso, por eso me atrevo a soñar logrando ese balance. Sueño, no me da miedo, al fin y al cabo no es la primera vez que lo hago.

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