

Así las cosas, el Orejón nos abrió sus puertas y nosotros felices entramos con nuestros niños interiores, creo que todavía ando en las calles esperando que me salga algo de algún lado. La experiencia será inolvidable (creo que jamás había tomado tanta coca cola en mi vida).
1 comment:
La neta que envidia, y aún no se si de la buena, jajaja. mi dinero no me permitirá por un tiempo ir ni a la Marquesa o Xochimilco, desde que vivo sola parecen haberse acabado las vacaciones, pero me da gusto que tú lo hayas disfrutado y que Magdalena se vea tan feliz.
Ahora solo falta que visites una vez más al defeño y sobre todo a la Yolis y sus rorros, te extrañamos.
Besos
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